«La degradación de las instituciones es tal que, poniendo como ejemplo el último debate del Estado de la Región, si la ciudadanía hubiese contemplado la pieza allí representada no volvería a votar. En ese contexto teatral ¿cuál es nuestro papel? cuando además, defiendas lo que defiendas en ellas, es la prensa quien decide qué es realmente importante» así introducía Daniel Morcillo, Concejal de IU en el Ayuntamiento de Madrid, el coloquio realizado en la Fiesta del PCE bajo el título «Los comunistas en las instituciones». Y él mismo dio la respuesta: «Nuestra presencia en las instituciones permite introducir en distintos ámbitos estratégicos alguna idea comunista». Y continuó explicando que en la Comunidad de Madrid, afirma, deciden Florentino Pérez y Botín. Quien manda es el gran capital, sobre el que no tiene control nadie. Mientras no haya control de los poderes económicos, las instituciones poco pueden hacer. Es necesario ir generando redes de comunicación y de información con la sociedad, desde las instituciones. Lo que nos falla a los y las comunistas es la organización, el canal para hacer política. Donde haya una ausencia de movimientos sociales, tendría que haber un/a comunista construyendo organización social.
Para Elena Cortés, Portavoz de IU y Diputada en Córdoba, desde el 79 con la democracia, la importancia de los y las comunistas en el gobierno es innegable. Para el desarrollo de Córdoba ha sido vital nuestro gobierno. El vigente lema del PCE en las elecciones del 79 era: «quita un cacique y pon un alcalde». Con él comenzamos nuestra labor en las instituciones. Hoy nuestra tarea pendiente es la de garantizar nuestra presencia en ellas de manera coordinada, hay que desmitificar las instituciones: no son neutras, están al servicio de la inmensa mayoría, y nuestro único objetivo es servir a los intereses de la clase obrera. Nuestra gestión como marxistas es distinta a la del resto de la izquierda. Concejales/as en la calle, y en las instituciones. En Córdoba se resiste al saqueo del capital con políticas que son distintas y que constituyen un referente. La transformación es a través de la hegemonía ideológica, y del cambio de valores. Con resistir, con ser un ejemplo y con avanzar en la transformación desde la humildad, es suficiente en estos momentos. Hace falta una gran dosis de coherencia entre la teoría y la praxis. Los resultados son complejos por la sociedad actual. Es complicado volver a sacar la alcaldía en Córdoba, se necesita más trabajo de calle.
José Antonio Barroso, Alcalde de Puerto Real desde hace 30 años, sostiene que al frente de las situaciones dramáticas de desertización industrial de la Bahía de Cádiz, del cierre de los astilleros, o de las empresas más importantes de automoción,… siempre estuvo la organización comunista del PCE. Los y las comunistas en las instituciones somos los/as más austeros/as, no tenemos imputaciones por corrupción, pero cuando traspasamos esos límites, deja de corresponderse el apoyo social. PP y PSOE son genéticamente corruptos, pero son el reflejo de una sociedad. Desde el movimiento contra la OTAN se ha desactivado a la sociedad por la vía del embrutecimiento, ese es el papel destinado a los mass media. Aportamos honestidad, diligencia, pero eso no se refleja en nuestro peso institucional, porque nuestra labor tiene que tender a la transformación estratégica. La voz de los y las comunistas está en la calle, pero no en los medios de comunicación de masas, que son los que deciden el comportamiento social.
¿Qué estamos dispuestos a arriesgar los y las comunistas? La masa crítica social no es mayoritaria. Se cuestiona la gestión, no porque se gestione mal, o por imputación de corrupción, sino por apoyar causas revolucionarias.
Saramago decía que esto no es una democracia, porque los políticos no mandan, manda el capital. ¿Qué tenemos que hacer? Parafraseando a Saramago: ser pesimistas constructivos/as, porque los/as pesimistas son los/as únicos/as interesados/as en cambiar el mundo, los/as optimistas están encantados/as con lo que hay. El/La comunista es una hipótesis científica a desarrollar.
Sira Rego, Concejala de IU en el Ayuntamiento de Rivas- Vaciamadrid, nos traslada la reflexión de qué hacer si un cargo público defiende en la institución lo contrario a lo aprobado por la organización. Para ella, es esencial el desarrollo de mecanismos de revocación de los cargos. La defensa de la política aprobada democráticamente en la organización, no es negociable. No puede ser que tengamos una persona mediática porque nos dé más votos. Hay que garantizar que se cumpla la rendición de cuentas de los cargos públicos. Democracia interna y transparencia en la gestión, esa debiera ser nuestra definición. Ser marxista en la gestión, significa defender la gestión pública, la municipalización de los servicios. Sabemos qué queremos ser, pero lo olvidamos por el camino.
Para Ángel Moreno, Concejal de IU en el Ayuntamiento San Fernando Henares (Madrid), el problema surge cuando hay gente que se dice comunista y en el ejercicio de sus funciones institucionales demuestra ser lo contrario. Y la pregunta sería: «Si se ve venir, ¿por qué no ponemos remedio?». Debemos poner nuestra presencia al servicio de los movimientos sociales.